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Ecuación Holonómica, La Ciencia Hoy y el Sendero del Shaman

El Desarrollo de la Cultura Como Un Proceso Psicosensorial de Aprendizaje y Transformación

El Hombre Aprende de la Naturaleza, Prehistoria

Más allá de los tiempos remotos de nuestra historia, la base del aprendizaje del hombre a sido a través de la naturaleza, su observación e interacción con ella a través de los campos de los sentidos. Desarrollando así un sistema de comunicación directo, sin filtros entre los órganos de los sentidos y el entorno.

Cualquiera de los factores o fuerzas del entorno están presentes para penetrar y entrar plenamente al campo de los sentidos, los cuales comienzan a actuar en armonía unos con los otros, a esto lo conocemos como Sinestesia. Somos biopsiquicamente una manifestación del completo orden de la naturaleza, a través de nuestra habilidad para estar completamente abiertos y receptivos a ella.

Las impresiones y la información del entorno tanto natural como artificial están continuamente fluyendo hacia el organismo a través del campo sensorial. La mente y el sistema neurofisiológico continuamente procesan esta información y la devuelven hacia el entorno en la forma de actividades y modos transformadores de comportamiento. Aquello que es puesto afuera es lo que denominamos Cultura.

Esto siempre ha llevado al hombre a la necesidad de silencio reflexivo, calma, contemplación y a los estados meditativos de la mente y el Ser para comprender el mundo y expresarse en consecuencia.

Los estadios internos de la información sensorial procesada por cada uno de los órganos de los sentidos pueden ser divididos en 5 estadios.

Forma: contacto sensorial inicial.

Sentimiento: se relaciona con la atracción y repulsión.

Percepción: discriminación cualitativa y cuantitativa.

Formación: que indica el complejo de las relaciones pensamientos, emociones, incluyendo las respuestas previamente condicionadas.

Conciencia: el grado, la cualidad y clase de conciencia mantenidos durante una experiencia dada.

Este modo de aprendizaje visionario corresponde a la corriente aborigen dentro del movimiento psicocultural del planeta. Esta condición ha sido expresada por medio del shamanismo, cuyos orígenes se remontan a 50.000 años atrás en el tiempo y de donde surgen las distintas ciencias que investigan la relación entre el Hombre, el Cielo y la Tierra.

Como un tipo de personalidad el Shaman, es la dinámica creativa primaria en el mundo humano. Sus poderes fundamentales son la Curación y el hacer Arte. Para hacer arte uno debe conocer como funciona la naturaleza, lo mismo es verdadero para la curación.

El shaman, es el Ser Humano Mágico integrador, que conoce que el Mundo no está fuera de él, sino que él es el Mundo. Puede ver y localizar aquellos lugares a menudo marcados por rocas, manantiales o árboles, donde el poder del cielo y la tierra están más auspiciosamente presentes, por tanto capaces de ser unidos. Todo su conocimiento está enhebrado a lo largo del tejido de la visión trascendente que puede lograrse solamente viviendo el tiempo presente, en un aquí y ahora eterno.

Sabe que Todo es Sagrado y el Poder de lo Sagrado se mueve a través de Todo, circulando dentro del más mínimo elemento de la naturaleza.

El Hombre Transforma la Naturaleza, Historia

El surgimiento del hombre y su cultura, como unidad dentro de la unidad Tierra fue como el fuego que se enciende para transformar el entorno.

La Historia parece ser un proceso que se mueve de una condición de sinestesia aboriginal a una situación cada vez más compleja caracterizada por estadios crecientes de elaboración psicosensorial. Es el proceso por el cual el hombre transforma la naturaleza. Este proceso comienza con el surgimiento del hombre – Homo Sapiens – en pequeños enclaves culturales, a veces altamente aislados, hasta la final hominización del planeta, o sea, la completa diseminación del hombre y la civilización sobre toda la faz de la tierra. Esta es la situación a la que hemos arribado hoy.

Luego del Emergente Aboriginal, la Historia comienza en el Mundo Antiguo, con sus siete primarias corrientes de civilización: la del Nilo, la Mesopotámica, la India, la China, la Mesoamericana, la Andina y la Nigeriana; siguiendo con el Mundo Medieval, con sus tres religiones cosmopolitas: Budismo, Cristianismo y el Islam; y finalmente, el Mundo Moderno Global Industrial.

Si comprendemos el desarrollo psicosensorial de estas fases: Emergente Aboriginal, Mundo Antiguo, Mundo Medieval, Mundo Moderno Global Industrial, veremos que la Historia es un proceso de elaboración psicosensorial cada vez más elaborado, donde la incidencia creciente de los factores artificiales van condicionando el entorno natural del hombre.

La cuarta fase es la más oscura desde el punto de vista de la pérdida de conexión con el medio natural en forma directa, y con la contaminación psicosensorial de la tecnología a nivel físico, mental y emocional; una sobre densificación de la información condicionada que oscurece la posibilidad de la visión clara. Igualmente podemos mencionar la contaminación medioambiental a través de los procesos físico-químicos de la industria.

Sin embargo, mientras podemos decir que la hominización del planeta se ha completado, también debemos empezar a hablar de la planetización de la consciencia humana. Este estadio nos lleva más allá de la historia, al menos teniendo en cuenta hasta donde está ahora definida. Porque si no vamos más allá de la historia, no habrá futuro sobre el cual hablar.

En conclusión lo que llamamos Historia es un ejemplo dramático de transformación resultante de un momento en que el hombre, cruzando el Cielo y la Tierra en él mismo hizo saltar la conciencia del planeta.

Síntesis del Hombre y la Naturaleza, Planetización de la Consciencia

El hombre siempre ha conocido, ha sabido que la vida es fundamentalmente buena, que el Universo, las estrellas en el firmamento, los animales, las plantas, los minerales y los elementos de la tierra no son malignos, sino cósmicamente saturados con el propósito que da el orden.

Por ello desde tiempos inmemoriales las culturas aborigenes han sabido ver este orden en lo micro y lo macro de la creación. Manifestándolo en su ciencia, arte y espiritualidad.

Hoy lo que podemos llamar el Pasado Aborigen, se deja oír a través del Avance Civilizacional de la Historia, para construir el Futuro Aborigen, donde la síntesis del hombre con la naturaleza sea un evento inevitable.

Bajo esta perspectiva podríamos englobar la visión de varias de estas culturas ancestrales, que se han mantenido a través del tiempo y del espacio, tales como los Celtas, Chinos, Egipcios, Hindúes, Hopis, Mayas, Incas, Mapuches, etc…

Por ejemplo:

Para los Celtas la naturaleza, es una presencia guiadora, una compañera, los alimenta; con ella se siente su mayor arrai­go y afinidad. La poesía celta está imbuida de esta calidez, asombro y sentido del arraigo. Una de las oraciones celtas más antiguas se titula “La brama del ciervo”. No hay división en­tre el Ser y los elementos. A decir verdad, son las mismas fuerzas naturales las que dan forma y elevación a la subjetividad del Ser.

“Amanezco hoy por la fuerza del cielo, la luz del sol, el resplandor de la luna, el esplendor del fuego, la velocidad del rayo, la rapidez del viento, la profundidad del mar, la estabilidad de la tierra, la firmeza de la roca. Amanezco hoy por la fuerza secreta de Dios que me guía”.

Para los Mapuches, la concepción de lo sagrado en el mundo y en el papel que tiene el hombre en esa relación, es una de las ideas centrales de su vida religiosa y social. El mapuche tiene una percepción vivencial donde la naturaleza está dotada de sacralidad. La realidad que ellos viven diariamente transcurre en el plano de la tradición, presente en su religiosidad, creencias y mitos. El hombre participa en un cosmos constituido por una inmensa red de fuerzas que dan vida y forma a todas las cosas y seres existentes, al tiempo que los conectan entre sí. En virtud de tales lazos, que incluyen a todos los fenómenos energéticos, el hombre será afectado por esas fuerzas cósmicas y puede a su vez afectarlas; puede influir sobre otros seres así como ellos pueden influir sobre él.

En la tradición China, miles de años atrás (se estima que en 2852-2738 a.C.), antes del nacimiento de la historia escrita, vivió un gran sabio chino de nombre Fu Hsi. Extrajo del universo un modelo matemático perfecto, completo en todas sus condiciones y elementos. Tal modelo es formado por 64 figuras de seis líneas conocidas como hexagramas. Cuenta aún la leyenda que Fu Hsi vio tales líneas por vez primera en el caparazón de una tortuga.

Para dar forma a los 64 hexagramas del I Ching, Fu Hsi analizó las variaciones y movimientos del universo, sus interrelaciones y las regularidades que tales fenómenos presentaban. A través de la comprensión de las leyes que regían dichas regularidades.

De esta forma los hexagramas representan lo que Jung llamaría arquetipos cósmicos, y simbolizan las situaciones posibles de la vida humana entre el Cielo y la Tierra. Ellos forman el repertorio de los estados de transformación del Yin y del Yang, las circunstancias en las cuales estos imprimen sus diferencias y movimientos; nos explican cómo, y con qué intensidad, esos dos principios están en armonía o en conflicto, y cómo ellos se transforman uno al otro, a través de los ciclos naturales y de la relación del hombre con su medio. El I Ching llega luego hasta nuestros días como el libro más antiguo de la humanidad, atemporal y siempre vigente en el cual se muestra la permanente e inevitable confluencia del Cielo y la Tierra a través de los ciclos en el Hombre.

Para los Mayas Clásicos más importante que adquirir territorios y hacer la guerra, fue la necesidad de rastrear los ciclos del planeta Tierra mediante un singular sistema de matemáticas. El objetivo de este sistema ha sido la de encontrar una relación recíproca de los ciclos terrestres y de los otros planetas dentro de nuestro sistema solar, a través de una matriz armónica.

El Universo es mente y las diferentes cualidades de la mente pueden describirse por relaciones numéricas enteras y simples. Para los Mayas Clásicos la noción de materia se deriva de lo mental, en realidad solo existe la conciencia –energía inteligente- sea esta un pedazo de cuarzo, una hormiga, un ser humano, o algo más allá. Todo vive. No hay nada que no tenga sensibilidad. El campo de la realidad está saturado de propósito.

Según esta perspectiva, la forma de las cosas es la forma de la conciencia. Por ejemplo la interacción de dos de estas energías inteligentes, pueden estar uniendo una necesidad momentánea con el propósito universal. El medio ambiente puede necesitar a la “hormiga” para que efectúe una labor, la de airear la Tierra. Y en tal caso esta energía inteligente llamada hormiga estaría uniendo la necesidad momentánea con el propósito universal de airear la Tierra.

Los Mayas y el Modulo Armónico

Las claves y los códigos que fueron dejados por los Mayas Clásicos, que explicaban su propósito y su ciencia, están depositados en un sistema muy simple de 13 números (tonos) y 20 símbolos (Sellos Solares), llamado el Tzolkin.

Esta Ciencia actúa dentro de un marco galáctico (integral), no puede ser separada de lo que llamamos mito, arte o espiritualidad. Porque como perspectiva comprensiva el marco galáctico de referencia de los mayas, sintetiza en vez de separar.

En la llamada adoración del Sol, tal como se lo atribuye a los antiguos Mayas, que era manifestado a través de sus mitos, representado en forma artística en sus templos y con un contenido sumamente espiritual, es en realidad el recuerdo y el reconocimiento de que la sabiduría suprema literalmente está siendo transmitida a través del Sol o más exactamente a través de sus ciclos. Estos ciclos estarían relacionados con el proceso de las manchas solares, y tendrían una duración de poco menos de 23 años, divididos en dos pulsaciones que en promedio son de 11.3 años cada una. Estas pulsaciones producen un fenómeno que afecta los campos electromagnéticos y gravitatorios tanto del Sol como de los planetas que lo orbitan.

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Tzolkin “El Módulo Armónico”

El Tzolkin, o sea el Calendario Sagrado, es la matriz que sigue estos ciclos.

Para el factor Maya, la función cualitativa y armónica del número es de suma importancia. Así pues, mientras para nosotros la medida del tiempo es el conteo de una serie de unidades que expresan cantidad, sea estos días o minutos, años u horas, para los mayas lo que llamamos tiempo es una función del principio de resonancia armónica. De este modo, los días son en realidad tonos, y éstos se llaman kin, la secuencia de los días (kin) crea los ciclos armónicos, llamados vinales (20 kin), tun (360 kin), katunes (20 tun), baktunes (400 tun), etc... y las secuencias de ciclos armónicos, tomados como conjuntos más grandes, describen las frecuencias que calibran un orden orgánica más grande, la Tierra en relación con el Sol y este en relación con otras estrellas y con la comunidad galáctica completa.

Mientras que un día representa un tono o número particular, este también tiene sus tonos secundarios. Cuando está debidamente afinado en su esencia, entonces, la cualidad de un día puede conducir a experiencias en otras octavas, o en otras dimensiones del ser.

El concepto del día como lugar sagrado es una maravi­llosa perspectiva para la creatividad. Tu vida adquiere la forma de los días que habitas.

La Ciencia Hoy y el Sendero del Shaman

Igual que en el sendero del shaman, la ciencia hoy busca las mismas conexiones que les dieron visión a nuestros ancestros.

¿Por qué existe el Universo?

¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿Por qué estamos aquí? ¿Qué es la realidad? ¿Hay diferencia entre la manera como sentimos el mundo y lo que el mundo realmente es?

Desde Einstein con sus teorías del Tiempo y la Energía, hasta Teilhard de Chardine y Oliver Reiser con el concepto de la Mente Planetaria o Noosfera. Desde Frank Kafka a Deepak Chopra dentro de la nueva medicina psicofísica, que sintetiza, cuerpo, mente y espíritu. La ciencia hoy busca revelar nuevos paradigmas y misterios que una nuevamente ciencia y orden sagrado, para restaurar el poder creativo de cada ser, en un proceso por el cual cada individuo asume la responsabilidad por todas sus acciones, participando en esfuerzos grupales de integración y curación de sí mismo y del planeta.

El Ser, Mente, Espíritu y Voluntad

Es interesante que desde la visión aborigen y de la ciencia actual, el concepto del Ser, es muy similar, lo que definimos como energía (materia vibrando en distintas frecuencias, formas, colores, sonidos, densidades), se expresa como espíritu; lo que llamamos in-formación, es un proceso de la mente que recoge, almacena, evalúa y define formas de la energía a su alrededor; y aquella fuerza o Inteligencia que mueve la energía y la información esta la Gran Voluntad o Conciencia que elige como vivir la experiencia.

En Física Cuántica, esto se conoce como el Gran Observador. Los átomos no son cosas, igual que la luz misma son ondas de posibilidades, en el momento que el Gran Observador-La Conciencia elige, la mente da forma a ese átomo-luz-espíritu para recrear la Realidad. Por consiguiente, nuestra expectativa es una fuerza creativa y a la vez constructiva.

El mundo jamás está fuera de nosotros. Nuestra intencionalidad lo construye. En general cons­truimos nuestro mundo de manera tan natural que somos inconscientes de lo que estamos haciendo en este preciso instante. Se diría que el mismo ritmo de construcción obra hacia nuestro interior.

Expresa el Dr. Deepak Chopra en el “Sendero del Mago”:

“La energía y la información son fundamentales para cualquier cosa que podamos ver, oír o tocar en el mundo relativo.- cada átomo se puede descomponer en esos dos elementos. Sin embargo en su estado primordial esos ingredientes no tienen forma. Un haz de energía puede alejarse en un remolino informe, la información se puede descomponer en trozos aleatorios de datos. Se necesita otra fuerza para organizar el orden maravilloso de la vida: la inteligencia, es lo que aglutina el universo...”

El Tiempo y la Mente

“Así como el aire es la atmósfera del cuerpo,

así el tiempo es la atmósfera de la mente,

Si el tiempo en el que vivimos consiste en meses y días irregulares,

seguidos por minutos y horas mecanizadas,

en eso se convierte nuestra mente:

UNA IRREGULARIDAD MECANIZADA.

Ya que todo viene de la mente, no es de extrañarse,

que la atmósfera en la que vivimos diariamente sé vea más contaminada

y la gran queja sea: “no tengo suficiente tiempo”

José Argüelles

A través de la Fìsica Cuantica también podemos plantearnos otro gran misterio que es aquel que se refiere a la dirección del tiempo. Según las leyes fundamentales de la física que tenemos hasta este momento, no existe diferencia entre el pasado y el futuro. Todo es un estado continuo de simultaneidades que podemos expresar como Presente. La vivencia del tiempo es fundamental para la manera como experimentamos el mundo. Así como existen dinámicas y leyes en la materia que da cuenta del espacio, también las hay para el tiempo.

Desde la concepción aborigen cabría preguntarse: ¿por qué en todas las culturas, se dio tanta importancia a la comprensión y vivencia de los ciclos naturales, a sus funciones generativas en el ser y el medio ambiente?

Desde la espiritualidad, todos los maestros y corrientes promueven la contemplación y meditación en el Aquí y Ahora como fundamentales en el proceso de iluminación de la consciencia.

Desde las leyes y las dinámicas del tiempo, el Tiempo es Arte, cuya ley fundamental es: T.(E) = Arte (Energía factorizada por Tiempo igual a Arte). Por ello nuestra forma de medir el tiempo tiene un profundo efecto en la manera de vivir.

Con el objeto de establecer un orden agrícola, social y económico el hombre desarrolló los calendarios. Este es el caso del calendario que hoy maneja todas las estructuras socioeconómicas de la aldea global, el calendario gregoriano. Este calendario fue establecido en 1582 en una reforma hecha por el Papa Gregorio XIII al calendario juliano, se obviaron en él 10 días, la gente fue a dormir un 5 de octubre y se despertó un 16 de octubre, también se implementó en esta reforma el sistema del año bisiesto. Los nombres de los meses están puestos en una forma muy arbitraria sin coincidencia con su numeración, tal como septiembre quiere decir séptimo y esta en noveno lugar, octubre ocho y es el décimo, noviembre nueve y es el onceavo y diciembre diez y es el doceavo, teniendo que recordar con jueguitos de palabras si tienen 30 o 31 días.

Podemos ver cuan irregular e ilógico es esta forma de medir el tiempo, sobre todo por que esta medida nada tiene que ver con los ciclos de la biosfera. Esta cuenta no sirve para determinar las etapas de la siembra, ni para seguir el vuelo de las golondrinas o la inmigración de las ballenas, esta cuento no sigue el ciclo fértil de la mujer, solo es buena para contabilizar el Tiempo en Dinero. Siendo por ello la fórmula del materialismo “El Tiempo es Dinero”. Si el calendario según el cual vivimos es irregular y no está en sincronía con los ritmos de la naturaleza, nuestra vida reflejará esta misma irregularidad

¿Cómo entonces mantenemos a través del Tiempo Natural la Armonía de la Mente?

Trece Lunas en Movimiento

El calendario de 13 Lunas de 28 días es un calendario perpetuo y armónico. El calendario lunar está basado en lo que se llama los ciclos sinódicos de la luna, que van de luna nueva a luna nueva. Más debemos recordar: el ciclo sinódico mide la luna a como se ve desde la Tierra. El otro ciclo de la luna es lo que usualmente se refiere como el ciclo sideral, que es la medida de donde la luna aparece en un lugar en el cielo y cuando reaparece en ese mismo lugar. El ciclo sinódico, que es la base del calendario lunar, tiene una medida irregular de 29 y medio días; el calendario sideral tiene una medida de un poco mas de 27 días; así que pueden ver, entre 27 días y 29 días, el punto intermedio es 28. Este es un ejemplo de un calendario de armonía.

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Entonces vemos como parece haber en la prehistoria una gran sabiduría, para haber seguido un calendario con Trece Lunas de 28 días. Trece meses perfectos de 28 días = 52 semanas perfectas de 7 días = 364 días. El día 365 es llamado el día fuera del tiempo porque no es un día de la semana o tampoco del mes. Este día que cae en la fecha gregoriana correlacionada al 25 de julio es un día para el perdón y la celebración del Arte y la Paz Mundial. De esta manera el 26 de julio da comienzo el nuevo ciclo de 13 lunas.

Esta es la cuenta que siguen los Delfines, las plantas, la mujer en su menstruación, el hombre en su biorritmos, igualmente esta es la medida de la gestación en el humano. Aunque por supuesto, para la mayoría de la gente que usa calendarios hoy, debido a que sus mentes están tan condicionadas a un concepto primitivo del tiempo, esto parezca algo muy extraño. Estamos hablando acerca de sincronizarnos con un estándar de medida natural, orgánico y armónico.

Tzolkin y 13 Lunas de 28 Días

Como sabemos, el Tzolkin, lo que en el lenguaje maya significa “Cuenta Sagrada”; es la matriz 13:20 y la clave de la Ciencia Maya del Tiempo. Cuando lo miramos, vemos que tiene 20 Sellos, y 13 Tonos. Los 20 Sellos, son mandalas que representan 20 energías arquetípicas cada uno describiendo una forma de ver y vivir el proceso evolutivo del Ser; mientras que los 13 Tonos son una escala musical en la cual cada Sello vibra para crear ese proceso.

Tenemos entonces que este 13x20 dan una secuencia de 260 días en el que cada uno manifiesta una energía creadora y que al combinarse con los 365 días de la órbita solar nos muestran un ciclo de 52 años en el que un días no es igual a otro.

Cuando nacemos esta energía del día se impregna en nuestro Ser como un mandato y una misión a cumplir. Al conocer esta información se amplia nuestro espectro de posibilidades de autorealizarnos, comprendiéndonos mejor a nosotros mismos y a los demás, dejando de lado juicios de bien y mal, simplemente identificando los propósitos dentro del Universo.

Cabalgar las olas del Tiempo, es conocer tu Ser más Intimo y descubrir los códigos a través de los cuales el se desarrolla y crece. El Espíritu, la vida, los sentidos y la mente son expresiones de este proceso evolutivo hacia la Unidad, entrar a la dimensión del Tiempo es integrar estas expresiones y afinarlas con la Energía Creadora del Gran Espíritu.

Bibliografías: 13 Lunas en Movimiento, La Tierra en Ascenso, El Factor Maya, por José Argüellez

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