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Aldea checa exporta cuentas de vidrio a todo el mundo

The New York Times | Un tazón con muestras en Fipobex, fabricante de cuentas de vidrio en Pencin, República Checa.

Desna, República Checa— Cuando el ejemplar de enero de National Geographic terminó en su buzón el año pasado, Petr Pus casi se desmaya. Ahí en la portada, y a lo largo del ejemplar, había integrantes de la tribu Cayapo viviendo muy arriba en el Amazonas, en condiciones más similares a la Era de Piedra que a la era de la información, todos ellos adornados con pintura facial y una brillante diversidad de cuentas. “Yo no podía creerlo”, dijo Pus, el director de marketing de Preciosa Ornela, que alega su lugar como el mayor productor mundial de cuentas de vidrio de alto nivel. “Literalmente, ellos estaban usando nuestras cuentas”. Aventúrese por el Amazonas o a una comunidad masai mara en Kenia, explore un bazar selvático en el sur de India o incluso una tienda a la vera del camino en Arizona que vende imitaciones navajo, y las probabilidades de que la mayoría de las cuentas que usted vea hayan sido producidas en esta improbable comunidad montañesa a tiro de piedra de la frontera polaca, y a corta distancia en auto de Alemania, son excelentes. Durante cuatro y medio siglos, desde que artesanos checos trajeron de vuelta los secretos de la fabricación del vidrio de la isla veneciana de Murano, los estrechos valles sofocados por árboles del norte de Bohemia han estado produciendo una vertiginosa variedad de cuentas de vidrio en todo tipo de colores, tamaños, formas y toques decorativos. Y pese a que pasaron a través de la maquina trilladora de la historia con una serie de gobernantes conquistadores, incluyendo reyes, emperadores, combatientes por la libertad, maleantes de la Gestapo y dictadores comunistas, los artesanos siguen trabajando. La fábrica Preciosa, que produce las cuentas usando una mezcla de procesos tradicionales y técnicas industriales de tiempos modernos, sigue siendo, con 900 trabajadores, el principal empleador en esta pequeña comunidad de 3,000 habitantes. Y si bien ha llegado una ola de cuentas chinas más baratas de Asia durante los últimos cinco a seis años, sacando del negocio a muchos negocios familiares de tipo tradicional de Bohemia, productores de los productos de más alto nivel –conocidas como cuentas semilla y hechas aquí por Preciosa y en Japón por unas cuantas operaciones– están experimentando uno de sus periódicos estallidos de prosperidad. “Es un buen trabajo, con buena paga, y tienes la oportunidad de decir que estás ayudando a hacer productos que son los mejores del mundo”, dijo Zdenek Gyalog, de 29 años de edad. Él supervisa el departamento de clasificación cuyos trabajadores, en muchos casos, han estado en Preciosa durante 15 o 20 años, y sus padres antes que ellos. “Si mi hijo, algún día, se acerca a mí y dice que quiere entrar a este negocio”, dijo Gyalog, “ciertamente no me opondría”. Desna se convirtió en un centro de producción de cuentas bohemias poco más de 150 años atrás cuando Josef Riedel, el descendiente de generaciones de comerciantes y fabricantes de vidrio, construyó una fábrica a horcajadas de un río con las dentadas montañas Jizera asomándose por todas partes. Algunos de sus edificios originales ahora forman parte del complejo Preciosa. La tumba de la familia Riedel domina el flanco de una empinada colina al otro lado del camino desde la fábrica, y la mansión blanca del hombre alguna vez conocido como el rey del vidrio de las montañas de Jizera está más adelante por el camino, actualmente un museo. Durante siglos, cuentas y vasijas de vidrio fueron producidas aquí en pequeños talleres, o en industrias literalmente de cabañas administradas por familias, a menudo como una segunda fuente de ingreso. Las casas aún son identificables con facilidad en la campiña circundante, notable por sus dos chimeneas, indicando que un horno de vidrio anclaba una parte de la propiedad. Actualmente, casi todas esas operaciones familiares han caído a medio camino, dijo Josef Nagy, de 48 años de edad, quien administra una pequeña operación de fabricación de cuentas en la comunidad de Pencin, no muy lejos del complejo de Preciosa en Desna. Debido a que solo Preciosa tiene la tecnología capaz de producir las cuentas semilla de mayor calidad, fabricantes menores –como la empresa de Nagy, Fipobex– apuntan a mercados más pequeños y especializados. Sin embargo, la competencia china no facilita las cosas. “Todos están en aprietos”, dijo Nagy. Una década atrás, él tenía 120 empleados. Ahora hay solo 15, y buena parte del equipamiento en su vieja fábrica yace ocioso. Para compensar los ingresos perdidos, la empresa empezó a ofrecer recorridos, abrió una granja de cabras, un museo de agricultura, así como una tienda de artesanía donde la gente puede experimentar haciendo su propia joyería con cuentas. “Pudimos ver la señal de advertencia”, dijo Nagy. Pero, a medida que las operaciones menores han enfrentado dificultades, la fábrica de cuentas de Preciosa en Desna solo ha prosperado, al igual que el pueblo. “Como decimos, las cuentas son una alegría a bajo costo para la gente pobre”, dijo Pus, encabezando la marcha a finales del año pasado a través de un suelo resbaloso por el agua en una vieja sala tradicional de alto horno. A través de ocho verjas muy abiertas, los trabajadores palean vidrio fundido de ollas al rojo vivo en el horno de ladrillo. Los brillantes lingotes se hunden con un furioso siseo dentro de cubos de madera del tamaño suficiente para tragarse un sillón reclinable. Es más difícil producir las cuentas semilla que son la base de la prosperidad actual de Preciosa que las cuentas comunes de vidrio –en las cuales el vidrio fundido es presionado en un molde– pero permiten a los artesanos una diversidad más amplia de tratamientos, embellecimientos y colores. Barras de vidrio son fundidas en un horno y después, mientras aún son maleables, pasadas por una máquina que tira de ellas y les da forma de un tubo similar a una pajilla. El resultado final parece un poco un popote de cóctel, aunque hay 20 tamaños, cada uno creando su propio tamaño de cuenta, y 20 colores básicos que pueden mezclarse en una selección casi interminable de tonos y sombras, algunos opacos, algunos transparentes. Los hoyos en la pajilla pueden ser redondos, triangulares, con forma de estrella, incluso de doble barril, y puede usarse un segundo color para acentuar el hoyo o crearse patrones de vidrio horneado adentro en la faz de la cuenta.

Las pajitas devidrio son enviadas a través de una máquina rebanadora que muerde largos del tamaño de una cuenta, que después son recalentados suavemente y puestos en una máquina de spinning que moldea el maleable vidrio en cuentas perfectamente redondas que, más tarde, son clasificadas y pulidas. “Y al final de todo eso, todo lo que tienes es una mugrosa cuenta de vidrio”, dijo Pus. Leos Adler, el gerente de producción de cuentas de Preciosa, puso algunas pizarras de muestra sobre una mesa de una sala de conferencias. “Nuestro mercado Núm. 1 en este momento es India”, dijo. Las cuentas son usadas allá en atuendos ceremoniales de los hindúes, pero también en productos de la vida diaria como los collares ‘mangalsutra’ usados para indicar que una mujer es casada. Preciosa vende directamente a 70 países y, a través de distribuidores regionales, a 40 más. En África, la empresa vende a las tribus Masai y Samburu en Kenia y Tanzania, y a los zulúes, xhosas, ndebeles y otras tribus del sur de África. “Si se visita Masái Mara, muchas de la cuentas que se ven en los mercados de turistas son baratos productos de China”, dijo Adler. “Sin embargo, los mismos masai solo usan nuestras cuentas para su uso personal”. En Norteamérica, el mayor mercado es para pasatiempos en casa, pero varias tribus nativas americanas también compran las cuentas para piezas de mayor nivel, enfocadas a coleccionistas y turistas ricos. El sur de Sudán también se ha convertido en un gran imán, destacó Adler. En Sudamérica, hay prendas de ropa ceremoniales para ocasiones religiosas, como ceremonias de alumbramiento, así como trajes para el Carnaval y una diversidad de cinturones, anillos para servilletas y joyería para uso diario. La mayor sorpresa de años recientes fue una explosión de interés en cuentas checas en Ucrania y Rusia, donde repentinamente estaban siendo usadas para adornar iconos y pinturas. “Se ha convertido en un mercado descomunal”, dijo Adler. “Y simplemente ocurrió”. Un sitio donde las cuentas no se venden en grandes cantidades es la República Checa. “Yo solo tengo una cosa hecha de cuentas en casa”, dijo Gyalog, el supervisor de Preciosa. “Es una esclava”. Katerina Hruskova, subjefa de curación en el Museo del Vidrio y Joyería en la cercana ciudad de Jablonec nad Nisou, donde fue reabierta una exposición de trabajos checos con cuentas desde 1700, dijo que era comprensible. “Es tan solo un empleo para la gente que vive aquí”, dijo. “Si estás trabajando ocho horas o más cada día con cuentas, realmente no quieres volver a casa y ver cuentas”

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